He adquirido
un hábito particular.
La costumbre
nada gratificante,
de morir
momento
a momento.
Y cremar los restos
de mi fragilidad.
En aquellas pequeñas,
y a veces
imperceptibles
debilidades cotidianas.
Momento a momento
muero. /Desfallezco. /Expiro.
Luego río.
Pues conozco y sé
que detrás de cada muerte,
aguarda sin tregua
un renacimiento.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario