Quién diría
que de la gris penumbra,
del agónico suicidio,
podría nacer tan bello recuerdo,
tan cálido instante:
tu abrazo primero.
Paso los días
descubriéndote;
bordando palabras,
quemando silencios que aún quedan.
Tu voz indaga en mis sombras.
¿Preguntas quién soy?
Cenizas de fuegos extinguidos.
Huellas sin suelo.
Desencantos.
Este poema, lo escribí hace una semana.
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